sábado, 15 de diciembre de 2012

Los recursos plásticos del dibujo II

 
 

Los recursos plásticos del dibujo

 

Los recursos plásticos del dibujo I

El dibujo es un instrumento de comunicación de primer orden. En todos los tiempos, en todas las culturas y en cualquier edad. Como todo lenguaje desempeña diferentes funciones, desde aquella cuyo objetivo es identificar un objeto o una imagen mental hasta la que, ahondando más, permite transmitir intenciones, estados de ánimo y sentimientos. Así el dibujante logra plasmar la realidad tal como es, tal como la ve o tal como la siente. Vamos a analizar algunos recursos plásticos del dibujo buscando sobre todo su capacidad expresiva. Cada uno de estos elementos puede utilizarse en una doble dimensión: una objetiva y técnica, orien­tada más a representar con exactitud los objetos, y otra subjetiva y creativa, orientada más a expresar las emociones del autor. Esto no significa que las dos dimensiones sean excluyentes, puesto que en muchas ocasiones se complementan entre sí.

1. La línea

La línea define la forma de los objetos representados ya sea trazando de manera concreta los límites de los objetos, sea sugiriéndolos. Pero al dibujar un objeto la línea va más lejos; divide el espacio bidimensional del papel o lienzo en planos y sugiere la tercera dimensión. El trazo lineal puede adoptar un comportamiento plástico muy diverso, puede cumplir un objetivo descriptivo y analítico, puede solamente sugerir lo representado y expresar la interpretación del artista… Así nos encontraremos líneas estructurales que reducen la realidad a los esquemas fundamentales (geometrización), líneas estáticas y  equilibradas y otras dinámicas, convulsas, violentas, etc… Detrás de todas ellas estará la intencionalidad de su autor.

Las apli­caciones de la línea en el trabajo plástico son muy nu­merosas. Podemos utilizar trazos lineales  para encajar los objetos, para crear texturas, volumen, espacio, para estructurar una superficie, do­tar de ritmo a la composición...

2. La mancha

La mancha es la parte de la superficie pictórica o dibujística que tiene un color, una intensidad de oscuridad/ lumino­sidad o una textura distintos a los del resto de la obra. Es un recurso expresivo muy utilizado por los pintores y confiere al cuadro sensación de frescura, de espontaneidad y de libertad creativa. Podemos utilizar manchas para  pa­ra encajar, para crear sensaciones de volumen, de profundidad, para crear una atmósfera determinada en la obra…

3. Procedimientos

Vamos a comentar algunos procedimientos que se suelen emplear para la realización de dibujos.

3.1 Lápices de grafito

Los lápices de grafito están graduados según su blandura o su dureza en una escala que va desde el 8B hasta el 8H: la letra B designa la blandura y la H la dureza. El número antepuesto a dichas letras in­dica el grado de blandura o dureza relativas.

Si utilizamos la punta de la mina podemos trabajar las diferencias tonales de las luces y las sombras uniendo o separando las líneas de los rayados o bien engrosando los trazos en las zonas oscuras y adelga­zándolos en las claras. El empleo del lápiz tumbado, por su parte, es idó­neo para el dibujo de mancha. La mayor o menor presión ejercida sobre los lados de la mina proporcionará sombras de distintos valores.

3.2 Carboncillo y lápiz compuesto

Cuando aplicamos el carbón al papel del dibujo se desprenden una serie de partículas que se pueden extender con los dedos o con difuminos.

El lápiz compuesto tiene la mina de carbón mez­clada con un aglutinante que le da mayor fijeza so­bre el papel. La combinación de las dos técnicas, carboncillo y del lápiz compuesto, proporciona excelentes resultados y en la obra.

Se aconseja utilizar gomas de miga de pan o gomas moldeables para co­rregir los posibles errores. Sobre todo las últimas sirven, además, para sacar toques de luz.

3.3 Las cretas (sanguina, sepia, etc…)

Podemos encontrar entre las cretas tonalidades rojizas, tostadas, blancas y cremas. Tradicionalmente se utilizan como un medio adecuado para el dibu­jo de la figura humana, esencial­mente para el estudio de desnu­dos, porque proporciona una gran variedad de matices a las carnaciones. Sus características son simila­res a las del carboncillo aunque las barras y lápices de cretas tienen una dureza mayor. Se obtienen muy buenos resul­tados al trabajarla sobre soportes coloreados, como papeles ocres. grises, cremas... Se puede difuminar con los de­dos, difuminos y/o trapos ade­más del lavado, que consiste en diluir la sanguina mediante un pincel húmedo.

3.4 El pastel

Son barras de colores hechas con una mezcla de pigmentos y resinas. El soporte adecuado para el di­bujo al pastel es un papel que tenga una textura con suficiente grano para que las partículas de pigmentos se adhieran. Se recomienda el empleo de papeles coloreados para jugar con ese tono como uno más de la composición y porque el grado de penetración del pigmento en el granulado del papel es relativo.

3.5  Tintas

Podemos utilizar las tintas para elaborar nuestros dibujos con distintos modos de aplicación. Desde las plumillas tradicionales o rotuladores finos (podemos conseguir efectos similares) o pinceles con pelos de distinta dureza.

3.6 Técnicas mixtas

Las técnicas mixtas son aque­llas en las que el artista mezcla diferentes medios y procedimien­tos. Para obtener una mayor fuerza expresiva el artista puede resolver el dibujo con varias técnicas gráficas. Así se pueden combinar algunos de los procedimientos que hemos visto o utilizar toques de acuarela, de guache… siempre que se respeten las características propias de cada técnica.  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Nos abren las puertas de Bellas Artes

Aquí tenéis un "regalito"... nos abren las puertas de una clase de dibujo del natural impartida por Antonio Agudo en la facultad de Bellas Artes de Sevilla. Yo no tuve la suerte de tenerlo de "profe" así que puedo disfrutar con vosotros de esta lección magistral.





Dibujar del natural


Dibujar del natural.

La importancia de la visión de conjunto. Debemos abordar formas de representación complejas para aprender a ver los detalles en su conjunto. Debemos aprender a tener en cuenta y pensar, que en un dibujo complejo cada detalle se encuentra relacionado visiblemente con todos los demás detalles. Al principio tendemos a pensar en lo individual. No se debe, durante todo el trabajo, perder de vista ni olvidar el conjunto. Se debe estar pendiente de éste, fijándose constantemente en la totalidad del dibujo. Esto es necesario para que el trabajo salga con la armonía precisa.

Sintetizar un modelo. Para representar nuestro modelo como una composición de elementos complejos que se relacionan entre sí debemos sintetizar, es decir ir a la forma más simple en la que podemos “resumir” nuestro modelo.  El método más rápido y eficaz de comenzar a representar correctamente un modelo es empezando por sintetizar su volumen, su masa, convirtiéndolo en una figura geométrica sencilla: cuadrado, rectángulo, cubo, circunferencia, cilindro o prisma. A este procedimiento se le denomina encaje. Así el encaje reduce los objetos o composiciones a formas geométricas sencillas ya sean regulares o irregulares, delimita la forma exterior  del objeto, señala el tamaño de los objetos en relación al espacio total y entre ellos mismos.

Analizar la forma de los objetos. Hay que “ver” los objetos. Antes de comenzar un trabajo,  se debe observar detenidamente el modelo, buscando en él proporciones semejantes, puntos alineados unos con otros, es decir, se debe recurrir a “ayudas” que faciliten la comprensión del modelo.

Planos de profundidad. Nos sirven para crear sensación de tridimensionalidad. Ésta se consigue planteando un cambio de tamaño de los objetos, el solapamiento entre ellos, cambios de tono y definición de las formas y la perspectiva.

“Sombrear”. No es conveniente perfilar  los límites de las formas  antes de sombrear. El propio sombreado irá dando estos límites. Más adelante si es necesario se pueden intensificar algunas líneas.  El trazo utilizado para dar sombra no es el mismo para todos los casos. Hay que seguir con el lápiz la forma de la superficie del objeto que se trate. Si se trata de superficies planas, el trazado de sombreado será recto. Si representamos un objeto con curvas, el trazo será curvo. Es decir, el trazo adoptará la forma del volumen del cuerpo que se dibuje.