Ayer fui al Lope de Vega a ver La vida es sueño de Calderón de la Barca... Salimos como si nos hubieran subido y bajado por una montaña rusa. Maravillosa sensación y al mismo tiempo mareante. Sólo conocía trocitos del texto como creo que la mayoría de la gente que estábamos allí. El texto completo es a un tiempo descarnado, tierno, culto y asequible a la vez, y las reflexiones, pensamiento, decisiones y posturas te tocan y te remueven porque están vigentes y pueden ser compartidas y sentidas ahora. Así que sales con ganas de hablar atropelladamente de lo que has sentido y pensado o quedarte callado un buen rato porque no sabes por dónde empezar. Los actores, música barroca en directo, dirección y escenografía... increíble. Muchas veces sientes que se te corta la respiración. Una de las críticas que he leído sobre Blanca Portillo "Segismundo"dice: "Elocuencia sería el término preciso porque es un don infrecuente en estos tiempos de ruido. Va más allá de la hermosura de su voz y la perfección de su técnica: tiene algo taumatúrgico, porque su poder de convicción es tan grande que logra el prodigio de cortarte la respiración y hacer luego que respires a su ritmo. Yo creo que si te cortan un dedo mientras recita Blanca Portillo no sangras hasta que ella acaba".
Las imágenes que se crean son muy plásticas con unas tonalidades, composiciones y luces que dan bien realismo, corporeidad y visceralidad o al contrario hacían que los actores parecieran fantasmas a punto de desaparecer. Sueño y realidad. Ésto me trajo a la memoria los cuadros de un pintor nórdico del que no recordaba el nombre. ¡Acabo de encontrarlo!. Se trata de un pintor danés, Vilhelm Hammershoi (1864 -1916). Os dejo un vídeo con sus obras. También misterioso, "detiene el tiempo" para que las fronteras de lo real desaparezcan. Buen fin de semana y que soñéis mucho.
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